A veces espero a la luna en la ventana,
Con los ojos tristes, y la memoria almidonada,
Intentando descifrar el futuro entre cicatrices no sanadas
Para descubrir lo que trae la noche entre las alas.
Las tardes son irremediablemente rojas,
Aunque algunas son grises y otras lluviosas.
La vida se escapa de a poco
En cada ocaso que se marcha.
Me olvide de vivir para empezar a morir,
Alimentando de recuerdos cada parte de mi cuerpo,
Cuando ame, cuando llore ausencias, cuando aire ajeno,
Cuantas soledades entre sabanas mojas.
Apenas sobreviven vestigios del alma adolorida.
Aparece la luna entre las copa de los árbol,
Como flor amarilla con sus mejillas sonrosadas.
Esta noche luce especialmente hermosa,
Han valido la pena especialmente.
Así quisiera verte llegar como un sol al alba.
Como primera lluvia de sequía, como hojas en la rama.
Para dejar de hacerle el amor a mis recuerdos.
Se parece un poco a mí, la luna solitaria.
Mañana, si el sol lo permite volveré de nuevo
A esperar a la luna frente a la ventana,
Para contarle historias,
Aunque ellas las conoce de memoria